
Tristan J. Ramirez (@tristan.j.ramirez) de la Prada es el hijo de Ágatha Ruiz de la Prada y Pedro J. Ramírez. Actualmente es el consejero delegado de la marca de su madre; tras terminar sus estudios de historia en el extranjero se fue ha trabajar para la marca Inditex en su sede en India y, posteriormente, a la de Pekín.
¿Qué supone tener en casa una diseñadora que llena todo de vida?
Bueno si ves mi casa, mi casa es una locura en colores. Todos los objetos que tenemos están “agatizados”: las sábanas, las cortinas, las toallas, las mesas son de Ágatha, las sillas son de Ágatha. Mi casa es verdaderamente el máximo del universo Ágatha, he crecido con eso desde pequeño.
Para su madre, ¿cuál cree que es su principal fuente de inspiración?
Su principal fuente de inspiración siempre ha sido el arte contemporáneo y luego un lenguaje que ha construido ella suyo, que además es el lenguaje de la marca, que es un lenguaje de colores, los icónicos Inai. Ella se inspira en sí misma, en el concepto que ha construido de los que es la marca, pero originalmente se inspiraba en el mundo del arte Pop, el arte contemporáneo; al fin y al cabo en querer juntar el mundo del arte y el mundo de la moda.
¿Cuál es la prenda de tu madre que recuerdas con más añoranzas o sentimiento?
Hace años, sobre los 90, mi madre hacía trajes como imposibles, eran trajes con ruedas algunos llevaban taca tacas y de ahí las ruedas. Recuerdo uno gigantesco que hicimos para una colaboración con Ansiu Pockan que era una botella gigante redonda donde se metía la modelo en lo que es el cuello de la botella. ¡Era un tentempié! La modelo para avanzar se echaba hacia delante y hacia atrás, por lo que iba basculando por la pasarela. Era maravilloso porque era: el cuello de la botella, del cual salía la modelo, y luego una bola gigantesca que era el traje en sí. Eso fue una idea entre la escultura, happening, moda… ¡Fue maravilloso!